Como ya es
del conocimiento de todos los que me han seguido y los que están documentados
con los por menores sobre el trastorno entendemos que una buena alimentación es
una de las herramientas indispensables para el control de una enfermedad como
la diabetes. La dieta ideal para el
paciente diabético es aquella que se ajusta a las necesidades, gustos,
nivel de actividad física y estilo de vida de cada uno.
Las recomendaciones de la dieta para
un paciente diabético no difieren de la dieta para la población general,
excepto en la necesidad de repartir la
toma de los hidratos de
carbono a lo largo del día y en el número de tomas.
Es recomendable que el paciente
comprenda su dieta y los principios en los que se basa, para que sea capaz de
diseñar sus propios menús y de tomar decisiones importantes respecto a su
alimentación. Cuando el profesional le diseñe una dieta, el paciente diabético
puede y debe realizarla libremente planificada, una vez ha recibido las
directrices adecuadas. De esta manera va a poder intercambiar diariamente unos
alimentos por otros para confeccionarse el menú adecuado a sus posibilidades.
Los objetivos básicos que debe cumplir una dieta en la diabetes son:
- Ser nutricionalmente completa (dieta equilibrada).
- Mantener o acercar el peso al ideal.
- Contribuir a normalizar los niveles de glucemia.
- Atenuar el riego cardiovascular (niveles de lípidos y tensión arterial).
- Contribuir a mejorar el curso de las complicaciones que puedan presentarse.
- Adaptarse a los gustos de los pacientes.
Nutrición y
diabetes
Una buena
alimentación es una herramienta indispensable para el buen control de una enfermedad
como la diabetes. La dieta de un diabético debe ir enfocada a ayudarle a
normalizar sus niveles de glucemia.
La diabetes es una enfermedad
en la que el cuerpo es incapaz de usar y almacenar apropiadamente la glucosa,
lo que provoca su permanencia en sangre en cantidades superiores a las
normales. Esta circunstancia altera, en su conjunto, el metabolismo de los
hidratos de carbono, los lípidos y las proteínas.
Los dos tipos más frecuentes de diabetes
son: la tipo 1 y la diabetes de tipo 2.
Los síntomas, entre otros, que
pueden aparecer son: sed, aumento de la cantidad de orina, aumento del apetito,
picores, infecciones o enfermedades cardiovasculares asociadas.
Para controlarlos, el tratamiento de
la diabetes se basa en seis pilares fundamentales:
- Plan de alimentación.
- Plan de ejercicio físico.
- Medicación.
- Hábitos generales de higiene.
- Plan de autocontrol.
- Controles periódicos.
Consejos de
alimentación para el diabético
En
la diabetes es importante equilibrar la porción de nutrientes.
Llevar
una alimentación saludable es una de las claves en el control del paciente
diabético. Aquí tienes algunos consejos muy útiles para lograrlo:
Controlar el nivel de glucosa en sangre
Cuando
se ingieren alimentos con un índice glucémico alto, en el organismo se aumenta
muy rápido el nivel de glucosa en sangre, como consecuencia se segrega insulina
en cantidades elevadas; las células no pueden quemar tanta glucosa y el
metabolismo de las grasas se activa. Esta glucosa se transforma en grasa, que
se almacenará posteriormente en el tejido adiposo. La insulina que habíamos
conseguido segregar, tras dos o tres horas, utiliza toda la glucosa y llegamos
a la hipoglucemia,
sintiendo la necesidad de comer de nuevo.
Por
tanto, se van a preferir alimentos que contengan un índice glucémico bajo, y
siendo preferentes los azúcares simples, en la medida de lo posible. Se
recomienda el consumo de cereales
integrales y alimentos rico en fibra.
Mantener un peso adecuado
Se
aconseja seleccionar alimentos saludables y mantenerse físicamente activo, para
evitar el sobrepeso y la obesidad.
Equilibrar la proporción de nutrientes
La
relación óptima en el aporte de nutrientes es 65% carbohidratos, 15%
de proteínas y 30% de grasas.
Además,
la alimentación debe de aportar una cantidad adecuada de nutrientes esenciales
como las vitaminas y los minerales, ácidos grasos esenciales, etcétera. Debe
tratarse de un proyecto individualizado a las necesidades de cada persona, sus
preferencias y estilo de vida.
Hay que conseguir un nivel de lípidos en sangre adecuados
Los
diabéticos por su metabolismo, son uno de los principales grupo de riesgo de
enfermedades cardiovasculares. Por ello, hay que tratar de cocinar con menos
grasa y limitar el consumo de alimentos que son altos en grasas saturadas, ya
que aumentan los niveles de colesterol.
Tratar de consumir los alimentos frescos y evitar los alimentos procesados
Es
preferible consumir frutas frescas, cereales o verduras frescas, que alimentos
procesados como bollería industrial, comidas preparadas, conservas…
Disminuir
o eliminar de su dieta la cantidad de alimentos ricos en grasa como embutidos,
mantequilla, aderezos de ensalada,
grasa de cerdo, etcétera.
Comer cinco veces al día
Las
proporciones de las comidas deben ser más pequeñas, para ello por ejemplo se
puede usar platos más pequeños.
Mantener
el equilibrio de glucosa en sangre, repartiendo la alimentación diaria a ser
posible en cuatro o cinco comidas.
Es
importante realizar la comida siempre a la misma hora, evitando omitir comidas
y siguiendo el plan alimenticio lo mejor que se pueda.
Masticar
despacio.
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Cuidar los riñones
El
riñón suele ser un órgano afectado en los diabéticos, ya que éste hace un sobreesfuerzo
cuando hay ausencia de insulina, por lo que el exceso de sodio puede llegar a
ser peligroso.
Cocinar
con menos sal y disminuir los alimentos con alto contenido en sodio.
Limitar
la ingesta de alimentos altos en azúcares, tales como bebidas con sabor a
frutas, refrescos carbonatados, té o café endulzados con azúcar…
Limitar
el consumo de bebidas alcohólicas.
Consumir alimentos ricos en fibra
Entre
ellos destacan los cereales, la avena, el arroz integral, etcétera. Los
alimentos ricos en fibra ralentizan el paso de la comida a través del estómago
y el intestino, disminuyendo la absorción de los hidratos de carbono.
Practicar ejercicio físico
La
práctica del ejercicio físico constituye un elemento imprescindible junto con
la dieta y la medicación. Mejora:
- La sensibilidad de la insulina.
- Las cifras de tensión arterial.
- La reducción de peso.
- El perfil lipídico.
- La función cardiovascular.
- Sensación de bienestar.
Control de
la glucosa en la diabetes
Uno de los factores que más va a
afectar en la glucosa va a ser la cantidad
de hidratos de
carbono que consuma en cada ingesta. Si cada día consume
diferentes cantidades, la glucosa oscilará. Por ello, uno de los objetivos
principales es que el plan de alimentación se centre en que en las comidas
diarias se mantenga siempre la misma cantidad de hidratos de carbono. Para esto
se utilizan tablas de equivalencia de diferentes grupos de alimentos.
La cifra de glucosa en sangre se considera normal cuando es menor de 110
mg/dl. Hablamos de diabetes
si:
- La glucemia en ayunas en plasma venoso es mayor o igual a 126 mg/dl al menos en dos ocasiones.
- Se presentan los síntomas de diabetes y una glucemia al azar en plasma venoso mayor o igual a 200 mg/dl; aunque no se esté en ayunas, no haría falta una segunda prueba.
- La glucemia en plasma venoso a las dos horas de la prueba de sobrecarga oral, mayor o igual a 200 mg/dl.
La sobrecarga oral es una prueba
diagnóstica que consiste en administrar una dosis de glucosa de 75 g en agua,
con la posterior extracción de sangre en diferentes tiempos (0 min., 30 min.,
60 min., etc), determinando así el nivel de glucosa en sangre.
Endulzar la vida sin azúcar
es posible; gracias a edulcorantes como la stevia, que es 100% natural y 30 veces más dulce que
la sacarosa, nuestros platos pueden adquirir ese sabor dulzón que tanta gente necesita y, lo mejor de todo, aportando
casi ninguna caloría, y controlando los niveles de azúcar
en sangre. Se convierte, de este modo, en el aditivo perfecto
para todos y, muy especialmente, para las personas con diabetes.
Pero,
¿cómo logra la stevia ser tan sumamente dulce y ayudar a controlar los niveles
de azúcar en sangre? Si bien estas dudas estaban hasta ahora sin responder,
expertos de la Universidad de Leuven (Bélgica), en colaboración con
especialistas de la Universidad de Oxford (Reino Unido), han descubierto el
mecanismo que lo hace posible.
La stevia estimula las proteínas encargadas de percibir el sabor
Tras
realizar experimentos en ratones,
los expertos comprobaron que la clave está en la estimulación de las proteínas TRPM5,
es decir, aquellas que se encuentran en las células gustativas y en el intestino, y que son las encargadas de enviar al cerebro
los mensajes gustativos. Los especialistas se percataron de que los componentes
activos del extracto de este edulcorante, el esteviósido y el rebaudiosido,
potencian las proteínas TRPM5 y, por tanto, aumentan la capacidad de la lengua
para percibir el gusto dulce, amargo y umami
(sabroso).
Asimismo,
también observaron que al estimular estas proteínas TRPM5, también se consigue que el páncreas libere la insulina correcta,
por lo que evita niveles altos de azúcar en la sangre y, por ende, puede
prevenir el desarrollo de enfermedades como la diabetes tipo 2, una patología
asociada a malos hábitos de vida, y provocada por la liberación insuficiente de
insulina por parte del páncreas.
Para
llegar a estas conclusiones, los investigadores separaron a los ratones en dos
grupos. Si bien en ambos casos recibieron una dieta rica en grasa,
solo a uno de los dos grupos se le administró también una dosis diaria de
stevia. Lo que observaron fue que, transcurrido el tiempo, aquellos ratones que
no habían recibido la dosis de stevia diaria habían desarrollado diabetes tipo
2, mientras que el porcentaje de esta enfermedad fue inferior en aquellos que
sí habían consumido stevia. Además, también descubrieron que aquellos roedores
que no presentaban las proteínas TRPM5 también desarrollaban diabetes tipo 2,
aunque hubieran consumido diariamente este edulcorante.
Si
bien los resultados de este estudio son alentadores, y podrían suponer el
desarrollo de nuevos tratamientos para controlar e incluso prevenir la diabetes,
Koenraad Philippaert, uno de los investigadores principales de la Universidad
de Leuven, advierte de que aún faltan estudios para corroborar estos resultados
en humanos.
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