INTRODUCCIÓN
La
próstata es una glándula que produce el líquido que transporta los
espermatozoides durante la eyaculación. Dicha glándula rodea la uretra, el
conducto por el que la orina sale del cuerpo. Un agrandamiento de la próstata
significa que la glándula se ha vuelto más grande y les sucede a casi todos los
hombres cuando van envejeciendo.
Al
agrandamiento de la próstata generalmente se le llama hiperplasia prostática
benigna (HPB). No es un cáncer y no aumenta el riesgo de cáncer de próstata.
La
próstata cumple durante la vida sexual activa del varón unas funciones
definidas, pero con la edad, su tamaño aumenta y con él la prevalencia de los
síntomas. La hiperplasia benigna de próstata (HBP) es el tumor benigno más
frecuente en el varón mayor de 50 años. Supone la segunda causa de ingreso para
intervención quirúrgica y la primera causa de consulta en los servicios de
urología. Aunque en España se han publicado algunos estudios de su prevalencia1
existen dudas sobre su fiabilidad, al carecerse de criterios definidos y
parámetros objetivos, para definir qué casos se pueden incluir en el
diagnóstico de hiperplasia benigna de próstata (HBP).
El
desarrollo de la HBP comienza alrededor de la cuarta década de la vida con un
fenómeno focal de origen estromal. A partir de la quinta década se produce un
aumento global y rápido del volumen debido a un incremento de las células del
tejido fibromuscular y glandular, tanto, de la zona periuretral como
transicional. No se conoce claramente la causa, pero parecen ser necesarios,
por lo menos, dos factores; la edad y la presencia de hormonas androgénicas
producidas por los testículos. Actualmente se asume que, con los años, varía el
índice estrógenos / testosterona, aumentando los primeros y descendiendo la
segunda lo que predispondría a estos cambios. La teoría de la "célula
primordial" explica la HBP como una alteración del balance del crecimiento
de células nuevas y la maduración y muerte de las más viejas.
SINTOMATOLOGÍA
Aunque
no siempre es fácil diferenciar una situación de otra es importante para
individualizar los tratamientos adoptando una elección farmacológica adecuada
entre alfa bloqueantes o inhibidores de la 5-alfa-reductasa.
Los síntomas de la
hipertrofia prostática están directamente relacionados con la micción (orinar).
Entre ellos encontramos:
Ø Goteo al final de
la micción
Ø Incapacidad para
orinar (retención urinaria)
Ø Vaciado incompleto
de la vejiga
Ø Incontinencia
Ø Necesidad de
orinar dos o más veces por noche
Ø Micción dolorosa u
orina con sangre (pueden ser indicios de una infección)
Ø Dificultad o
demora para comenzar a orinar
Ø Hacer fuerza al
orinar
Ø Urgencia urinaria
fuerte y repentina
Ø Chorro de orina
débil
Micción
intermitente. Debido a la presión que ejerce la próstata hipertrofiada en la
uretra la orina no fluye con facilidad produciéndose intermitencia en el
momento de orinar e incluso la necesidad de realizar esfuerzo para ello.
Retención
de orina y dificultad de vaciado de la vejiga. En estos casos, el paciente
tiene tantos problemas para orinar que acaba reteniendo orina en la vejiga durante
cada micción siendo casi imposible su vaciado completo.
Reducción
del tamaño y fuerza del chorro urinario. Como comentábamos, la próstata
aquejada de hipertrofia prostática oprime el conducto uretral reduciendo el
canal por donde fluye la orina, lo que reduce el calibre del chorro urinario e
incluso la fuerza con la que sale.
Infecciones
de orina. Debido a la dificultad a la hora de vaciar la vejiga completamente,
es posible que la orina no evacuada favorezca la proliferación de infecciones
urinarias.
Aumento
de la frecuencia urinaria. Al no poder vaciar la vejiga por completo, los
pacientes sienten la necesidad de orinar en más ocasiones de las normales,
sobre todo por la noche.
Problemas
renales y sangrado urinario. Esa es una de las complicaciones más graves de la
hipertrofia prostática benigna, siendo vital su tratamiento con el especialista
en urología.
DIAGNÓSTICO
DIFERENCIAL
EXPLORACIÓN
Debe incluir, al menos, una exploración abdominogenital para descartar la
existencia de globo vesical, así como anomalías peneanas (fimosis, estenosis
del meato) y un tacto rectal. El tacto rectal es imprescindible e irá
encaminado a descartar la presencia de lesiones sospechosas de malignidad. Debe
incluir la valoración de la Sensibilidad, el Tamaño, la Consistencia, los
Límites y la Movilidad de la próstata. Una regla nemotécnica útil para no
olvidar estos aspectos es la de Se-Ta-Con-Li-Mo. La palpación de la próstata
debe ser indolora. Su tamaño aproximado es de 3 cm de diámetro, la consistencia
similar a la de la eminencia tenar cuando el pulgar se opone al meñique y los
límites deben estar conservados y bien definidos, así como el del surco medio
que sólo desaparece en grandes adenomas. Una superficie irregular,
el aumento de la consistencia, la existencia de nódulos o unos límites mal
definidos sugieren patología de carácter maligno y obligan a la derivación del
paciente.
EXPLORACIONES INSTRUMENTALES
La realización de ecografía no es necesaria si el paciente
presenta una clínica leve o moderada, si el tacto rectal no es sospechoso y si
los niveles de antígeno prostático específico (PSA) y creatinina se encuentran
en los límites de la normalidad.
La urografía, la uretrografía retrógrada, la ureterocistoscopia y
el estudio urodinámico son técnicas que el especialista aplicará en casos
definidos con criterios que, para el médico de AP, significan la necesidad de
derivación (hematuria, infecciones urinarias de repetición, insuficiencia
renal, litiasis vesical, elección de cirugía). Si no se dan estas
circunstancias, no se recomiendan estudios de imagen porque el 75% de los
mismos es normal.
--Analítica: además de una analítica general se deberá
solicitar creatinina sérica (valorar posible insuficiencia renal secundaria a
obstrucción) y sedimento urinario con cultivo si procede (valorar la existencia
de piuria, cristaluria y hematuria).
El PSA, una glicoproteína con actividad serinproteasa, sintetizada
por las células epiteliales, no es un marcador específico de carcinoma sino de
tejido prostático. Su determinación está sujeta a variaciones, pero en general
se admite que en la HBP rara vez se eleva por encima de 4 ng/ml (elevaciones
superiores deben ser consultadas con el especialista). El efecto del tacto
rectal sobre los niveles de PSA es origen de controversia. Para algunos autores no
sería necesario un plazo entre éste y su determinación, pero otros establecen
quince días de intervalo para evitar falsos positivos (similares
precauciones se tienen con el sondaje vesical).
La determinación del PSA es útil en el control y seguimiento del paciente con HBP pero insuficientemente específico para distinguir la hiperplasia del carcinoma. Si consideramos un rango de normalidad de 0-4 ng/ml, un valor alterado, tiene una sensibilidad de un 70-80% y una especificidad del 48-90%.
La determinación del PSA es útil en el control y seguimiento del paciente con HBP pero insuficientemente específico para distinguir la hiperplasia del carcinoma. Si consideramos un rango de normalidad de 0-4 ng/ml, un valor alterado, tiene una sensibilidad de un 70-80% y una especificidad del 48-90%.
Se ha intentado mejorar la utilidad clínica del PSA realizando
estudios en relación con la densidad prostática (cifra de PSA/gramos de tejido
prostático estimado por ecografía), así como valorando la velocidad de su
elevación en el tiempo, pero en ambos casos no se han llegado a establecer
criterios unánimemente aceptados para su aplicación clínica.
Las conclusiones de la última reunión de expertos de la OMS sobre el PSA se limitan a afirmar que:
Las conclusiones de la última reunión de expertos de la OMS sobre el PSA se limitan a afirmar que:
--La medida del PSA sérico sumado al tacto rectal aumenta la
capacidad de detección del cáncer de próstata respecto a cada una de estas
exploraciones por separado.
--Se recomienda la determinación del PSA sérico en la evaluación
de los pacientes con expectativas de vida superiores a 10 años y en aquéllos en
los que un posible diagnóstico positivo de cáncer implique un cambio de actitud
terapéutica.
--Debe informarse al paciente de los beneficios y los riesgos que
va a implicar determinar el PSA incluyendo la posibilidad de falsos positivos
con las posibles complicaciones de una eventual biopsia indicada, sin
necesidad, por estos resultados analíticos (también se deben comentar la
existencia de falsos negativos).
Siendo la principal función del médico de Atención Primaria
descartar la existencia de un carcinoma de próstata, el tacto rectal (con una
especificidad del 84-98% y una sensibilidad del 69-89% pero con un valor
predictivo positivo bajo -22-34%-); si se une a la determinación del PSA se
acepta como útil (por encima de los 50 años) para dirigir sospechas de
patología maligna hacia el especialista
TEST DE AUTOVALORACIÓN
Existen cuestionarios autoadministrados que facilitan la
evaluación inicial de los síntomas, así como la respuesta al tratamiento y la
progresión de la enfermedad en el periodo de seguimiento. El más utilizado es
el I-PSS-L (International Prostate Symptom Score- Quality of Life)
Según los resultados el paciente puede ser clasificado como
portador de sintomatología leve (0-7) moderada (8-19) o grave
(20-35).
Con un I-PSS menor o igual a 7 se puede proponer control anual sin terapia activa. Con un I-PSS de 8-19 se podrá optar, según casos, por esperar, instaurar un tratamiento farmacológico o indicar la posibilidad de consulta especializada. Con un I-PSS de 20-35 se deberá optar por tratamiento médico o quirúrgico individualizando su indicación y siempre en colaboración con el especialista. La escala de puntuación no sólo sirve para considerar el inicio del tratamiento, sino también para constatar su efectividad ya que si ésta es real deberán darse descensos en la escala de puntuación de síntomas del 25% (o más) y disminuciones de 3 puntos (al menos) en la mejoría subjetiva del paciente.
Con un I-PSS menor o igual a 7 se puede proponer control anual sin terapia activa. Con un I-PSS de 8-19 se podrá optar, según casos, por esperar, instaurar un tratamiento farmacológico o indicar la posibilidad de consulta especializada. Con un I-PSS de 20-35 se deberá optar por tratamiento médico o quirúrgico individualizando su indicación y siempre en colaboración con el especialista. La escala de puntuación no sólo sirve para considerar el inicio del tratamiento, sino también para constatar su efectividad ya que si ésta es real deberán darse descensos en la escala de puntuación de síntomas del 25% (o más) y disminuciones de 3 puntos (al menos) en la mejoría subjetiva del paciente.
TRATAMIENTO FARMACOLÓGICO
Como se ha apuntado, en la HBP la decisión de optar por un
tratamiento activo (farmacológico o quirúrgico) frente a una conducta expectante
dependerá de la intensidad de los síntomas y del grado de calidad de vida del
paciente. El tratamiento farmacológico se basa en diversos agentes clasificados
como: fitoterápicos, alfabloqueantes y hormonoterápicos.
Fitoterapia
Los preparados fitoterápicos son extractos de plantas (Pygeum Africanum,
Serenoa repens,...) que contienen fitoesteroles y citoesteroles. Se sugiere
que actúan por diversos mecanismos como son la interferencia con la síntesis y
metabolismo de prostaglandinas (efecto antiinflamatorio), acción
antiestrogénica y antiandrogénica (disminución de la globulina transportadora
de testosterona) e incluso una inhibición de los factores de crecimiento, pero
no existe unanimidad en cuanto a sus acciones y efectos beneficiosos.
Algunas conferencias de la OMS recomiendan que se prosigan
los estudios con este grupo farmacéutico para poderse pronunciar en el sentido
de la recomendación de su uso.
Bloqueantes de los
receptores alfa:
Pueden ser no selectivos alfa1-alfa2 (fenoxibenzamina,
fentolamina).
Alfa1 selectivos de vida media corta (nicergolina, prazosina, alfuzosina).
Alfa1 selectivos de acción prolongada (terazosina, doxazosina).
Alfa1A supraselectivos (tamsulosina).
Alfa1 selectivos de vida media corta (nicergolina, prazosina, alfuzosina).
Alfa1 selectivos de acción prolongada (terazosina, doxazosina).
Alfa1A supraselectivos (tamsulosina).
Actualmente se consideran para el tratamiento de la HBP los
uroselectivos de acción prolongada (doxazosina, terazosina y
tamsulosina).
Los alfas bloqueantes bloquean los receptores adrenérgicos alfa, abundantes en las fibras musculares del cuello vesical y en el estroma de la hiperplasia de próstata, reduciendo la resistencia a la salida de la orina. Actúan pues sobre el componente dinámico de la obstrucción vesical mediante relajación del músculo liso prostático y reducción de la resistencia uretral intraprostática. Se consideran más eficaces cuando en la clínica predominan los síntomas irritativos (polaquiuria, nicturia, urgencia). El alivio de los síntomas se produce rápidamente, en los primeros días, pero desaparece pronto tras suspender el tratamiento. No son curativos, pero minimizan los síntomas en pacientes no candidatos todavía a cirugía. Pueden modificar la tensión arterial y se enumeran entre sus efectos secundarios vértigos, cefalea, mareos, astenia, congestión nasal y palpitaciones. Se debe comenzar con dosis bajas y elevarlas progresivamente. Terazosina y doxazosina, de larga duración, sólo precisan una toma y pueden ingerirse por la noche (al acostarse). Ambos modifican los parámetros lipídicos disminuyendo el colesterol total y el colesterol LDL.
Los alfas bloqueantes bloquean los receptores adrenérgicos alfa, abundantes en las fibras musculares del cuello vesical y en el estroma de la hiperplasia de próstata, reduciendo la resistencia a la salida de la orina. Actúan pues sobre el componente dinámico de la obstrucción vesical mediante relajación del músculo liso prostático y reducción de la resistencia uretral intraprostática. Se consideran más eficaces cuando en la clínica predominan los síntomas irritativos (polaquiuria, nicturia, urgencia). El alivio de los síntomas se produce rápidamente, en los primeros días, pero desaparece pronto tras suspender el tratamiento. No son curativos, pero minimizan los síntomas en pacientes no candidatos todavía a cirugía. Pueden modificar la tensión arterial y se enumeran entre sus efectos secundarios vértigos, cefalea, mareos, astenia, congestión nasal y palpitaciones. Se debe comenzar con dosis bajas y elevarlas progresivamente. Terazosina y doxazosina, de larga duración, sólo precisan una toma y pueden ingerirse por la noche (al acostarse). Ambos modifican los parámetros lipídicos disminuyendo el colesterol total y el colesterol LDL.
Tamsulosina bloquearía selectivamente los receptores alfa1-A que
constituyen el 70% de los existentes en la próstata originando menos efectos
secundarios.
En general son fármacos bien tolerados que no modifican las cifras
de PSA. Su contraindicación absoluta es la hipotensión ortostática y como
relativas se valoran la historia de síncopes y/o existencia de un proceso
cerebrovascular reciente.
Hormonoterapia
Esta terapéutica incluye también los análogos de la LH-RH, los antiandrógenos, los estrógenos y los inhibidores de la aromatasa, pero su utilización pertenece al campo especializado. Sin embargo, Finasteride®, aun siendo un fármaco de prescripción con visado, está presente en la clínica asistencial primaria. Actúa inhibiendo selectivamente la enzima 5-alfa-reductasa a nivel prostático impidiendo así la conversión de testosterona en dihidrotestosterona (DHT), necesaria para el crecimiento prostático. Tras meses de uso reduce un 20% el volumen prostático, actuando sobre el componente estático (anatómico) de la obstrucción vesical. Se considera más eficaz sobre próstatas grandes (>40 g) con predominio de síntomas obstructivos (disuria, micción débil, sensación de vaciado incompleto, interrupciones involuntarias de la micción, necesidad de ayudarse con la musculatura abdominal). Su acción tarda en apreciarse más tiempo que la de los alfabloqueantes, (valorar en seis meses) pero también persisten más tras su supresión. Sus efectos secundarios están relacionados con la esfera sexual. Se describe la reducción de la libido, disfunción eréctil (afecta a menos de un 5% de los tratados a largo plazo siendo reversible al abandonar el tratamiento) menor volumen de eyaculado y reducción en un 50% de los niveles de PSA (para controles adecuados doblar valores séricos si se lleva un tratamiento de al menos 6 meses y tenerlo también en cuenta cuando se use como antialopécico en algunos varones).
Esta terapéutica incluye también los análogos de la LH-RH, los antiandrógenos, los estrógenos y los inhibidores de la aromatasa, pero su utilización pertenece al campo especializado. Sin embargo, Finasteride®, aun siendo un fármaco de prescripción con visado, está presente en la clínica asistencial primaria. Actúa inhibiendo selectivamente la enzima 5-alfa-reductasa a nivel prostático impidiendo así la conversión de testosterona en dihidrotestosterona (DHT), necesaria para el crecimiento prostático. Tras meses de uso reduce un 20% el volumen prostático, actuando sobre el componente estático (anatómico) de la obstrucción vesical. Se considera más eficaz sobre próstatas grandes (>40 g) con predominio de síntomas obstructivos (disuria, micción débil, sensación de vaciado incompleto, interrupciones involuntarias de la micción, necesidad de ayudarse con la musculatura abdominal). Su acción tarda en apreciarse más tiempo que la de los alfabloqueantes, (valorar en seis meses) pero también persisten más tras su supresión. Sus efectos secundarios están relacionados con la esfera sexual. Se describe la reducción de la libido, disfunción eréctil (afecta a menos de un 5% de los tratados a largo plazo siendo reversible al abandonar el tratamiento) menor volumen de eyaculado y reducción en un 50% de los niveles de PSA (para controles adecuados doblar valores séricos si se lleva un tratamiento de al menos 6 meses y tenerlo también en cuenta cuando se use como antialopécico en algunos varones).
Es el único fármaco que ha demostrado mejoría a los siete años de
tratamiento y una posible alteración de la evolución natural de la enfermedad
reduciendo el tamaño prostático en un 30% y el riesgo de padecer retención
urinaria en un 57% así como en un 52% el de ser sometido a tratamiento
quirúrgico.
Tratamiento combinado
El tratamiento médico combinado es fisiopatológicamente aceptable
al pensar que el uso de alfabloqueantes y Finasteride® podría arrojar mejores
resultados al actuar sobre el componente estático y dinámico de la HBP pero,
actualmente, existen escasas referencias en la bibliografía por lo que su
elección dependerá de una aplicación individualizada.
Tratamiento quirúrgico
Tratamiento quirúrgico
La indicación del mismo y la técnica más apropiada será decidida
por el especialista dependiendo del tamaño y morfología prostática, pero el
médico de AP debe conocer sus indicaciones, así como las incidencias que pueden
suceder tras el mismo con objeto de informar al paciente. Conviene recordar
que, en ocasiones, la mejora sintomática no se produce hasta pasadas unas
semanas tras la intervención y que la cirugía de la HBP se extirpa el adenoma y
no la cápsula. Siendo ésta el origen de la mayoría de los carcinomas de
próstata, el paciente intervenido no está totalmente protegido de padecerlo,
debiéndose someter a las mismas normas de control que los no intervenidos.
En 1997, la 4ª Reunión patrocinada por la OMS sobre HBP (15)
recoge las recomendaciones del Comité Científico Internacional que indica el
tratamiento quirúrgico cuando aparecen complicaciones secundarias a la
obstrucción como retención de orina, deterioro de los parámetros de la función
renal, residuo postmiccional elevado, incontinencia paradójica ("por
rebosamiento"), formación de litiasis vesicales, infecciones urinarias
frecuentes, hematurias y divertículos vesicales.
El tratamiento quirúrgico de la
hiperplasia de próstata y concretamente el tratamiento endoscópico transuretral
(fundamentalmente la resección transuretral -RTU-) es considerado como el
tratamiento estándar definitivo y el patrón con el que se comparan los demás
tratamientos, médicos y quirúrgicos.
La mejoría, tanto clínica como urodinámica tras la RTU supera el
80% cuando se trata de sintomatología leve/moderada y es mayor del 90%
tras el tratamiento de casos severos. El incremento medio del flujo en estudios
randomizados es del 125% (prácticamente 10 ml/sg) y el residuo
postmiccional se reduce un 60% cuando el previo a la cirugía es superior a 100
cc. La hemorragia es una de las complicaciones de la técnica, se estima en 7-20
ml por gramo resecado y 0,4-4,5 ml por minuto de cirugía variando estas
cifras en función de la experiencia del equipo quirúrgico y el tamaño
prostático principalmente. La mortalidad de la técnica es muy baja,
prácticamente nula, en seguimientos de más de 1.000 pacientes.
Otras técnicas
--La cervicotomía endoscópica, uretrocervicotomía, prostatotomía,
miocapsulotomía o incisión transuretral de la próstata se realiza normalmente
bajo anestesia raquídea, aunque hay publicaciones con local. Consisten en
realizar una incisión con cuchillete eléctrico (o fotocoagulaciones y
vaporizaciones con láser) desde la proximidad del meato ureteral hasta la
hendidura prostática lateral al verumontanum. El objetivo quirúrgico consiste
en la sección de la zona fibroestromal del cuello vesical. Las opiniones varían
en cuanto al número de cortes, localización de los mismos, asociación o no de
resección (al menos en parte) del adenoma prostático manteniéndose el consenso
de que puede ser útil en próstatas de pequeño tamaño (20-30 g) y en ausencia de
un lóbulo medio cuando se intenta evitar la eyaculación retrógrada (jóvenes).
La escasa hemorragia quirúrgica es una de las ventajas que se le atribuyen
sobre la RTU, precisando transfusión excepcionalmente.
--El láser (Ligh Amplification by Stimulated Emission of Radiation) es una energía lumínica que se transforma en energía térmica en los tejidos produciendo cambios histológicos. La lesión depende de la temperatura. Por encima de 50 ºC se desnaturalizan las proteínas produciendo necrosis tisular. Entre 60 y 100 ºC se produce fotocoagulación proteica sin vaporización ni carbonización. Cuando el aumento de temperatura es brusco, se ocasiona una necrosis inmediata pudiendo llegar a la vaporización tisular. Sus indicaciones son superponibles a las de la RTU con la ventaja de que, en principio, pueden tratarse pacientes susceptibles de mayor hemorragia (anticoagulados). Sus limitaciones se establecen en próstatas superiores a 40-60 gramos. La importante disuria postoperatoria que aparece supone una desventaja.
--El láser (Ligh Amplification by Stimulated Emission of Radiation) es una energía lumínica que se transforma en energía térmica en los tejidos produciendo cambios histológicos. La lesión depende de la temperatura. Por encima de 50 ºC se desnaturalizan las proteínas produciendo necrosis tisular. Entre 60 y 100 ºC se produce fotocoagulación proteica sin vaporización ni carbonización. Cuando el aumento de temperatura es brusco, se ocasiona una necrosis inmediata pudiendo llegar a la vaporización tisular. Sus indicaciones son superponibles a las de la RTU con la ventaja de que, en principio, pueden tratarse pacientes susceptibles de mayor hemorragia (anticoagulados). Sus limitaciones se establecen en próstatas superiores a 40-60 gramos. La importante disuria postoperatoria que aparece supone una desventaja.
--La transurethral ultrasound-guided laser induced
prostatectomy (TULIP) es una técnica de haz de láser móvil. Consiste
en una sonda que dispone de una fibra láser con terminación en un prisma de
zafiro de emisión lateral y transductores ecográficos uretrales con un efecto
de coagulación uniforme del tejido prostático.
--La termoterapia transuretral de la próstata se realiza con un
generador de micro-ondas (Prostatron®) que transmite energía a una antena
(sonda uretral refrigerada) focalizando un aumento de temperatura en la
profundidad de la glándula prostática donde se alcanzan 45-55 ºC, lo que
produce una necrosis suburetral en una profundidad de unos 17 mm. El
tratamiento se realiza en una hora sin anestesia ni hospitalización y se
obtienen buenos resultados entre el 33 y el 56% de los
tratamientos.
--La hipertermia de la próstata: se realiza mediante generadores transrectales y transureterales que originan temperaturas inferiores a 45 ºC sin producir necrosis tisular. Los cambios histológicos consisten en infiltrado inflamatorio intersticial y edema. Generalmente se aplica en ciclos de 5 sesiones de unos 90 minutos sin anestesia ni hospitalización. Se publican tasas muy dispares de buenos resultados, entre un 7 y un 65%.
--Los ultrasonidos: en 1987 se presentó un instrumento endoscópico capaz de aspirar la próstata, tumores vesicales y cálculos. Con esta técnica se evita mejor la eyaculación anterógrada que con la RTU. Los ultrasonidos focalizados de alta intensidad (HIFU) no se consideran una opción de tratamiento en la última reunión de expertos patrocinada por la OMS.
--La hipertermia de la próstata: se realiza mediante generadores transrectales y transureterales que originan temperaturas inferiores a 45 ºC sin producir necrosis tisular. Los cambios histológicos consisten en infiltrado inflamatorio intersticial y edema. Generalmente se aplica en ciclos de 5 sesiones de unos 90 minutos sin anestesia ni hospitalización. Se publican tasas muy dispares de buenos resultados, entre un 7 y un 65%.
--Los ultrasonidos: en 1987 se presentó un instrumento endoscópico capaz de aspirar la próstata, tumores vesicales y cálculos. Con esta técnica se evita mejor la eyaculación anterógrada que con la RTU. Los ultrasonidos focalizados de alta intensidad (HIFU) no se consideran una opción de tratamiento en la última reunión de expertos patrocinada por la OMS.
--El TUNA (transurethral needle ablation) utiliza
radiofrecuencia a través de unas agujas que se introducen en el tejido
prostático mediante visión endoscópica. Produce necrosis focales por
coagulación. El procedimiento es bien tolerado, se puede realizar con anestesia
tópica o sedación y dura aproximadamente media hora (10-15 minutos cada
punción). Produce un aumento del flujo miccional en más del 50% de pacientes junto
a una mejoría de síntomas, pero no está indicado en próstatas grandes.
Prótesis endouretrales: el uso de prótesis metálicas
autoexpansibles en patología vascular supuso el precedente de las primeras
aplicaciones en urología. Las prótesis pueden ser metálicas (Uroespiral,
Prostacath, Urocoil ) o de poliuretano (Nissenkorn). Están fabricadas
de material con buena tolerancia biológica y repelente de depósitos calcáreos a
pesar de lo cual son mal toleradas por un 12-14% de pacientes produciéndose un
2-4% de depósitos calcáreos y un 6-12% de desplazamientos.
Se utilizan como alternativa a la cirugía y al sondaje permanente consiguiendo superar la obstrucción a largo plazo en el 60-80% de casos.
Dilatación con balón de alta presión. La dilatación uretral con catéter balón se propuso en 1980. Puede tener utilidad en caso de que no se pueda realizar cirugía. La anestesia puede ser raquídea o local. En ocasiones es suficiente la sedación e incluso algunos autores han defendido que las dilataciones se las puede realizar el propio paciente de forma ambulatoria.
Se utilizan como alternativa a la cirugía y al sondaje permanente consiguiendo superar la obstrucción a largo plazo en el 60-80% de casos.
Dilatación con balón de alta presión. La dilatación uretral con catéter balón se propuso en 1980. Puede tener utilidad en caso de que no se pueda realizar cirugía. La anestesia puede ser raquídea o local. En ocasiones es suficiente la sedación e incluso algunos autores han defendido que las dilataciones se las puede realizar el propio paciente de forma ambulatoria.
Los resultados publicados a los 12 meses son relativamente
satisfactorios pero los fracasos aumentan a medida que se repite el
procedimiento.
Cirugía a cielo abierto. La cirugía a cielo abierto está indicada principalmente en próstatas sintomáticas de gran volumen (de forma orientativa superiores a 60 gramos) y cuando se pueden abordar otros problemas asociados por esta técnica en el mismo tiempo quirúrgico (existencia de voluminosas litiasis vesicales, indicación de resolver grandes divertículos vesicales). Las técnicas más habituales son la adenomectomía prostática suprapúbica o transvesical (técnica de Freyer) y la retropúbica (técnica de Millin).
Cirugía a cielo abierto. La cirugía a cielo abierto está indicada principalmente en próstatas sintomáticas de gran volumen (de forma orientativa superiores a 60 gramos) y cuando se pueden abordar otros problemas asociados por esta técnica en el mismo tiempo quirúrgico (existencia de voluminosas litiasis vesicales, indicación de resolver grandes divertículos vesicales). Las técnicas más habituales son la adenomectomía prostática suprapúbica o transvesical (técnica de Freyer) y la retropúbica (técnica de Millin).
Tras este comentario de los métodos quirúrgicos, cuyo conocimiento
puede solventar las dudas que propongan nuestros pacientes.
MEDIDAS DE CUIDADOS
PERSONALES
Para los síntomas leves:
Orine cuando apenas sienta ganas. También vaya al baño cuando
tenga la oportunidad, aun si no siente la necesidad de orinar.
Evite el alcohol y la cafeína, especialmente después de la cena.
NO beba cantidades excesivas de líquidos de una sola vez.
Distribuya el consumo de líquidos durante el día. Evite su ingesta 2 horas
antes de acostarse.
Trate de NO tomar medicamentos de venta libre para el resfriado o
sinusitis que contengan descongestionantes o antihistamínicos. Estos fármacos
pueden incrementar los síntomas de HPB.
Manténgase caliente y haga ejercicio regularmente. El clima frío y
la falta de actividad física pueden empeorar los síntomas.
Aprenda y practique los ejercicios de Kegel (ejercicios para
fortalecer la pelvis).
Reduzca el estrés. El nerviosismo y la tensión pueden llevar a
orinar más frecuentemente.
Tratamiento
natural
Remedios
naturales para la próstata inflamada.
Aunque la mejor opción es sin duda visitar
al médico, aquí dejo algunos remedios naturales que podrían ayudar a aliviar
esta afección:
Raíz
de jengibre: El jengibre
presenta un alto contenido en potasio y manganeso, y es una buena fuente de
fósforo, magnesio, calcio, beta-carotenos, hierro, zinc y vitaminas A, C, E y
del complejo B.
Las vitaminas A, C y E y los
beta-carotenos son fuertes antioxidantes que pueden proteger la próstata de los
dañinos radicales libres, los cuales están relacionados con el envejecimiento
acelerado y el desarrollo de tejido canceroso.
Por otro lado, la vitamina C y el zinc
estimulan el sistema inmune, que protege la próstata de infecciones bacterianas
y de la inflamación.
Semillas
de calabaza: Estas
pequeñas semillas poseen un gran número de beneficios para la salud, incluidos
los que ayudan a las personas con agrandamiento de próstata. Al ser un almacén
de ácidos grasos insaturados (un componente que es esencial para el buen
funcionamiento de la glándula prostática), estas semillas también son
excelentes para aliviar los problemas comunes relacionados con la próstata como
experimentar sensación de ardor al orinar.
Para utilizar esta semilla con eficacia,
es mejor usarla en su forma en polvo. Una buena manera de utilizar con
regularidad esta semilla es mezclarla con harina de trigo e ingerirla en forma
de chapatis.
Otra buena manera de utilizar este polvo
es espolvorearlo sobre ensaladas o mezclarlo con miel con el estómago vacío.
También podemos diluirlo en un vaso de leche.
La
palma enana americana: Se
han usado muchas hierbas para tratar el agrandamiento de la próstata. La palma
enana americana ha sido utilizada por millones de hombres para aliviar los
síntomas de HPB. Algunos estudios han mostrado que ayuda con los síntomas, pero
los resultados no son uniformes y se necesita más investigación. Palma enana
americana (Saw palmetto) e hipertrofia prostatica. Durante cientos de años, los
indios americanos han utilizado un extracto del fruto de la palma enana (saw
palmetto) americana para tratar diversos problemas en los varones, así como la
inflamación de la próstata desde 1800.
Pimientos:
La vitamina C es un
antioxidante que podría desempeñar un papel en la lucha contra la HPB. Sin
embargo, no todas las vitaminas C son iguales ya que, según la Clínica Mayo,
sólo la vitamina C obtenida a partir de vegetales reduce el riesgo de
agrandamiento de próstata y los pimientos verdes contienen más vitamina C que
cualquier otro vegetal. Una taza de pimientos crudos contiene más del doble de
la cantidad que se aconseja consumir a diario de esta vitamina.
Tomates:
Los tomates son ricos en
licopeno, un carotenoide brillante que da al tomate su característico color
rojo. El licopeno puede reducir el riesgo de desarrollar cáncer de próstata,
así como también puede ayudar a los hombres con HPB, según el Instituto
Nacional del Cáncer. El licopeno también ayuda a disminuir el nivel sanguíneo
de antígenos, una proteína relacionada con la inflamación de la próstata y la
HPB. Los tomates y productos derivados del tomate (como la salsa de tomate y el
jugo de tomate) son la mejor fuente de licopeno. También se puede obtener este
carotenoide de la sandía, los albaricoques, el pomelo rosado, y la papaya.
Aguacates:
Los aguacates son ricos
en beta-sitosterol, un esterol vegetal que puede ayudar a reducir los síntomas
asociados con la HPB. Los hombres que toman suplementos de beta-sitosterol
tienen un mejor flujo urinario y menos volumen de orina residual. El
beta-sitosterol además puede ayudar a fortalecer el sistema inmunológico, lo
que también puede reducir la inflamación y el dolor.
Jugos
de verduras: Todos
sabemos que las verduras son buenas para la salud, pero los jugos de verduras
son aún mejores para las personas con trastornos de la próstata. Cuando se
trata de vegetales beneficiosos, las zanahorias y las espinacas se llevan la
palma por su inmenso efecto curativo sobre la glándula prostática. No sólo
están llenas de minerales como el zinc, sino que además poseen vitaminas como
la vitamina E y la vitamina A (vitaminas que ayudan a curar la próstata y hacer
que funcione de manera óptima) que pueden ayudar a reducir la inflamación en la
glándula.
Si usted utiliza los remedios naturales y
cree que funcionan, pregúntele al médico si es recomendable seguir tomándolos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Dime Si fue util esta informacion? Gracias.