Una insuficiencia
hepática crónica, aunque sea asintomática e incluso aparezcan valores correctos
en los análisis puede provocar importantes alteraciones en casi todo el cuerpo
sin que los médicos se den cuenta de que esos síntomas sin aparente relación
pueden deberse a una misma causa. En la Medicina Tradicional China, afirman de
hecho que puede ser el origen de taquicardias, hipotensión, mareos, disnea de
esfuerzo, falta de concentración, pérdida de memoria, alzhéimer, Parkinson,
esclerosis múltiple, depresión, migrañas, caída del cabello, alteraciones de la
visión, piernas pesadas, varices, hemorroides, hernia de hiato, úlcera
gástrica, acidez, anemia, cansancio, osteoporosis, intoxicación celular y
cáncer. Por tanto muchas veces carece de sentido tratar esos síntomas
aisladamente. A consecuencia de estar tu hígado intoxicado debe
trabajar mucho más, filtrar más residuos y si tu alimentación es tóxica pronto
se va a resentir tu hígado. El hígado es un órgano de especial importancia.
Un hígado
intoxicado puede provocar edema en varias partes del cuerpo. Una de ellas es en
la cabeza, provocando mala visión, mareos y dolor de cabeza por presión
craneal.
Por este y otros
motivos, el hecho de tener el hígado saturado es mucho más grave de lo que en
principio puede parecer. No podrá limpiar correctamente la sangre que le
llega desde el intestino y se verá gravemente intoxicado.
Piensa que el
hígado es el órgano más grande del cuerpo y el que más energía y vitalidad nos
aporta, si lo tenemos intoxicado podemos sufrir graves trastornos.
Desde tiempos
remotos la medicina china consideraba al hígado como el responsable de un gran
número de enfermedades. Los avances en anatomía, fisiología y medicina,
permitieron descubrir el gran número de funciones vitales que este órgano
desempeña. Muchas de estas funciones coinciden, aunque la sabiduría oriental
las describiera de una manera abstracta o poética, enmarcada en su cosmología
del yin y el yang, los cinco elementos o las sustancias vitales: el
almacenamiento de nutrientes, la regulación del organismo, la influencia sobre
la digestión y la vitalidad.
Hay que tener en
cuenta que una dieta adecuada ayuda a prevenir o tratar esta patología.
Síntomas de un hígado intoxicado:.
- Cansancio, fatiga, desórdenes hormonales, problemas renales y urinarios.
- Además también se padece de impotencia, cabello graso y caída del cabello, obesidad, grasa abdominal acumulada, problemas sexuales.
- Problemas de visión, coloración oscura en el párpado inferior, visión borrosa, miopía, ojos hinchados, ojeras.
- Piel y ojos amarillos, especialmente en la parte anterior de las manos y la cara, contracturas musculares, cuello rígido articulaciones y músculos rígidos.
- Problemas de osteoporosis, adormecimiento en piernas o parálisis, personalidad irritable, Alzheimer.
- También se detectan problemas en las encías y dientes, pesadillas, exceso de flatulencia, digestiones difíciles, colesterol alto, hemorroides, heces de color arcilla, mareos o desmayos frecuentes, asma, gota…
- Ojos secos y pérdida de la visión, hipertensión endocraneal.
- Tendones mal nutridos: calambres, falta de fuerza muscular, hormigueos, parestesias. Astenia
Cualquier tipo de
estrés o presión bloquea de una u otra forma el funcionamiento hepático, ya que
al tensionarse el cuerpo dispone toda su atención en la solución de aquello que
agobia y estresa. Esto es hasta cierto punto normal y saludable, pero cuando el
estrés es repetido y acentuado, el hígado bloqueará crónicamente su actividad y
estará predispuesto a una congestión.
Por esto, además
se desencadenarán múltiples patologías dentro y fuera del hígado, afectando
otros órganos y sistemas, principalmente los ojos y los músculos (provocando
contracturas, temblores musculares, tics, visión borrosa, problemas oculares,
ojos enrojecidos, etc.), ya que están en relación estrecha con las funciones
hepáticas, dependen de su irrigación sanguínea correcta: si esta es excesiva o
insuficiente, los ojos y músculos lo evidenciaran.
Se debe destacar
algo que es de suma importancia: la necesidad de tener el hígado y la
vesícula biliar en buen estado para la prevención de problemas visuales.
Para la Medicina
Tradicional China existen en el cuerpo cinco sistemas cuyas alteraciones serían las responsables de prácticamente todas
las enfermedades que padece el ser humano. Es decir, según sus postulados
cualquier tipo de patología se genera por la anomalía de uno de esos cinco
sistemas. Cada uno de los cuales comanda determinadas partes del cuerpo provocando
alteraciones que, desde el punto de vista convencional de la medicina
alopática, guardan poca o ninguna relación entre sí. Ello implica, para el
concepto oriental, que la causa o etiología real de muchas enfermedades es la
misma y, directa o indirectamente procede de un único sistema alterado.
Esos cinco sistemas son:.
a). - El hepático.b). - El digestivo (comprende estómago, bazo y páncreas).
c). - El cardio-circulatorio.
d). - El respiratorio y excretor (comprende pulmón y colon).
e). - El renal (comprende el aparato urogenital).
En suma, para la
Medicina Tradicional China cuando cualquiera de esos sistemas resulta afectado
se producen diversos síntomas que no parecen tener relación entre ellos y por
tanto, en la Medicina convencional o alopática son tratados normalmente por
diferentes especialistas. Para los médicos orientales, sin embargo, la causa
primera de todos esos síntomas es común y la solución, si la hay, es única.
Con el tiempo y la
cronicidad esos cinco sistemas cada uno de los cuales provoca diferentes
“enfermedades”- se afectan entre ellos y la alteración de uno acaba alterando a
otro y luego a otro y así sucesivamente complicando el cuadro inicial hasta
llegar a las enfermedades degenerativas y de difícil tratamiento pues la posible
curación pasa ya por recuperar todos los sistemas afectados. Y contemplando
siempre la relación entre los mismos.
Por otra parte,
cada uno de esos sistemas se corresponde con sus propios tejidos secundarios,
órganos sensitivos, coloración alterada de la piel, reacciones psíquicas o
emocionales, tolerancia a ciertos sabores, actitudes posturales, etc.
Pues bien, es
bueno exponer en este artículo parte de los procesos que puede desencadenar una
insuficiencia hepática crónica aunque
sea asintomática a nivel local e incluso se presenten valores correctos en las
analíticas ya que admitiendo ese punto de vista puede ser la causa de toda una
serie de importantes alteraciones a muy diversos niveles.
Resaltaremos que
hace ya años, gracias a la práctica clínica, tomamos conciencia un día en
consulta de la gran cantidad de pacientes que sufrían litiasis biliar (es
decir, arenilla o piedras en la vesícula) por lo que la ciencia médica
desarrollo un método de drenaje que limpiara la vesícula de arenillas y fangos
de pequeño tamaño que son los más corrientes. Lo ha logrado pero, para nuestra
sorpresa, comprobamos que al poco tiempo ¡reaparecían! Al principio se pensó en
depósitos procedentes del colédoco pero luego se noto que procedían del hígado
y que es en él donde realmente se fabrican las litiasis “biliares” por
filtración de parte de la sangre venosa que asciende por el sistema porta. Y es
que a pacientes operados de vesícula biliar se les había encontrado abundante
arenilla en las heces cuando años más tarde de la operación se les drenó el
sistema hepático. Y eso significaba que estaban retenidas en algún lugar.
Evidentemente en el hígado porque carecían de vesícula.
¿Qué efectos causa
esa arenilla en el hígado? Pues una insuficiencia hepática crónica, casi
siempre sin síntomas hepáticos pero que produce frecuentemente su inflamación. ¿Y qué causas pueden afectar al hígado y,
por tanto, agravar dicha insuficiencia? El consumo excesivo de grasas,
alcohol y tabaco, las medicaciones agresivas, la ingesta de tóxicos. Y en
cuanto a la alimentación se refiere determinados parásitos que al formar
colonias en intestino e hígado ensucian el órgano afectado. Sin olvidar los
nervios, el estrés, los disgustos y todas las emociones que propician un estado
de irritabilidad o ira ya que trastornan el sistema hepático. Recordemos que la
ira es consustancial al hígado según la Medicina Tradicional China; basta en
ese sentido recordar la violencia que se genera en los alcohólicos y en los
enfermos hepáticos crónicos. Agregaremos que también pueden afectarle
negativamente los esfuerzos musculares desacostumbrados o excesivos pues el
hígado rige la musculatura y los tendones y es un reservorio de glucógeno,
alimento de estas estructuras.
EL
SÍNDROME HEPÁTICO Y SUS CONCOMITANCIAS.
En el caso de
inflamación hepática, hecho muy frecuente y crónico con habituales altibajos
según la intensidad del elemento desencadenante se produce una estenosis
(estrechamiento) del sistema porta con una reducción del flujo ascendente de
sangre venosa. Y ello crea un desequilibrio entre la cantidad de sangre
existente en las zonas superior e inferior del cuerpo. Es decir, la sangre se
acumula en la parte inferior habiendo menos en la mitad superior. Déficit de
sangre que puede ser la causa de muy diversas patologías que los médicos
convencionales no relacionan con ese hecho. Es el caso de numerosos cuadros de:
Taquicardias
e Hipotensión.
La reducción del
caudal sanguíneo en la parte superior del cuerpo puede producir a nivel
cardíaco taquicardias ya que toda bomba se acelera cuando no dispone de
suficiente fluido para bombear. Y si el corazón maneja menos sangre por las
arterias fluirá también menos cantidad dando lugar a hipotensión.
Cuadros
disneicos o asmáticos.
Cuando llega menos
sangre a los pulmones se pueden producir cuadros de insuficiencias
respiratorias y asmáticas. Por tanto un insuficiente suministro de oxígeno al
organismo causa síntomas que con frecuencia se confunden con una patología
pulmonar.
Vértigos y
mareos.
Es obvio que si
llega menor cantidad de sangre al cerebro puede producir vértigos, mareos e
inestabilidad que en estos casos suele achacarse a la hipotensión sin
considerar que ésta puede estar provocada por la inflamación hepática. De
hecho, un mareo que conduce a una lipotimia (desmayo) no es más que un
mecanismo de defensa del organismo que se da cuenta de que se necesita estar en
posición horizontal a fin de que la sangre pueda llegar de nuevo fácilmente al
cerebro.
Pérdida de
memoria y confusión mental.
Un deficiente
riego sanguíneo puede ser también causa de pérdida de memoria, confusión
mental, disminución del rendimiento mental, posible caída de cabello y
disminución temporal de la agudeza visual. Síntomas que en principio remiten al
normalizarse el riego sanguíneo por regularización hepática.
Depresión.
Esta importante
alteración, tomada como una afección cerebral de tipo psíquico y tratada
normalmente a través del sistema nervioso, se pone de manifiesto en cuanto el
cerebro deja de recibir la sangre que necesita. La hipovolemia cerebral produce
una sensación de angustia, ansiedad, deseos de estar acostado (posición en la
que el cerebro recibe más fácilmente el fluido sanguíneo), mareos, miedos y, en
última instancia, desesperación. Pues bien, todo ello mejora notablemente al
recuperarse el riego cerebral por normalización del flujo sanguíneo hepático
ascendente.
Migrañas y
cefaleas.
El cuadro anterior
está íntimamente relacionado con las migrañas y algunas cefaleas. Sólo que
éstas se producen cuando el paciente mejora, su hígado se desinflama y la
sangre sube rápidamente hacia la parte superior con mayor caudal produciendo el
síndrome migrañoso, dolor pulsante en sienes y deseo de estar relajado en
oscuridad y silencio. Obviamente, en cuanto el hígado se vuelve a inflamar
remiten los síntomas de la migraña. La solución consiste pues en normalizar el
hígado para que esos cambios de intensidad en el flujo sanguíneo ascendente no
se produzcan.
Alzheimer,
Parkinson, esclerosis múltiple, epilepsia y ataxia cerebelosa.
Hace ya 30 años se
planteó que en muchos casos no en todos, por supuesto- enfermedades
neurodegenerativas como el alzheimer, el Parkinson, la esclerosis múltiple, la
epilepsia y la ataxia cerebelosa pueden deberse a una deficiente irrigación del
cerebro. Y que puede ser así parece demostrarlo que cuando esa falta de sangre
–y, por tanto, de oxígeno se debe a una comprensión patológica del opérculo
torácico que impide que la sangre circule adecuadamente por la arteria
vertebral basta una sencilla operación quirúrgica que resuelva el problema y
llegue de nuevo la sangre al cerebro para obtener mejorías espectaculares.
Pues bien, esa falta de riego sanguíneo cerebral puede deberse igualmente al
problema hepático del que nos estamos ocupando y, por consiguiente, resolviendo
éste mejorar también todas esas patologías.
Varices y
hemorroides.
¿Qué sucede, por otra parte, cuando la sangre se
encuentra en mucha mayor cantidad en la mitad inferior del cuerpo, en el
sistema venoso, siendo incapaz de subir al tórax por estar parcialmente retenida
debido a la inflamación del sistema hepático? Pues que las venas se dilatan, se distienden y se producen varices y
hemorroides. De hecho muchas personas con inflamación hepática tienen las
piernas pesadas y lo achacan a que están mucho rato de pie cada día cuando la
causa real es bien diferente.
Úlceras
gástricas, anemia y amenorrea.
Las venas
gastroepiploicas procedentes del estómago que desembocan en el sistema hepático
antes de la filtración pueden dilatarse cuando la sangre queda retenida en ellas
produciendo varices esofágicas o duodenales (o ambas). Y si el volumen de esa
sangre aumenta mucho se pueden además distender dando lugar a micro hemorragias
gástricas o úlceras. Una situación que si se cronifica, hace que la sangre tiña
de marrón oscuro las heces. Lo que hay que tener en cuenta porque en las
analíticas de heces la presencia de sangre es habitual y se achaca con
demasiada frecuencia a la sangre contenida en la carne (aunque hoy día se
empieza a experimentar con preparados capaces de distinguir en las heces la
sangre humana de la animal). Pues bien, cuando las pérdidas sanguíneas vía
gástrica persisten en el tiempo puede aparecer una anemia que se acompaña de
gran cansancio junto a todos los síntomas ya expuestos debidos a la falta de sangre
en la parte superior del cuerpo (depresión, taquicardias, disnea de esfuerzo,
etc.).
Paralelamente,
cuando no tenemos suficiente sangre por causa de la anemia la menstruación se
hace tardía, escasa, y puede llegar a desaparecer (amenorrea); sin embargo, se
normaliza cuando se recupera el volumen sanguíneo correcto.
Obesidad.
Otro preocupante
desequilibrio orgánico es la obesidad, padecida por un elevado grupo de la población
mundial. La causa atribuida generalmente es el exceso en la ingesta de alimentos
por lo que se suele recomendar el seguimiento de severos regímenes. Yo suelo
decir que la “droga” que crea mas hábito es la comida porque cualquier
drogadicto puede saltarse algunas dosis de una sustancia que le crea
dependencia pero, ¿cuántas personas son
capaces de no comer nada un solo día o, simplemente, de llevar a cabo un
régimen riguroso o un ayuno terapéutico? El síndrome de abstinencia de la
alimentación es muy difícil de superar por la mayoría de las personas.
Las micros
hemorragias gástricas presentes en la úlcera de estómago conducen a una
pseudoanemia crónica normalmente indetectable en las analíticas porque nuestro
organismo es capaz de reproducir la sangre pérdida en pequeñas cantidades. Nos
encontramos en tales casos con un cuadro anémico que se auto-regenera sólo que
la pérdida de ese fluido vital produce siempre un estado de ansiedad ya que la
pérdida de sangre es interpretada por el cuerpo como un camino hacia la muerte
por desangrado. Por eso siempre va acompañada de un incremento del apetito para
obtener los principales elementos para la fabricación de sangre. Y esos están
en el chocolate, los dulces, las frutas y verduras rojas, las carnes rojas,
etc. Apetito inducido para ese fin que lleva a la persona a comer en exceso con
la consiguiente agravación de los sistemas hepático y digestivo además de a la
cronificación de las micro hemorragias que aumentarán la anemia, la ansiedad y,
por tanto, el hambre. Es el pecesito que se muerde la cola.
Osteoporosis.
Como se ha explicado,
la afectación hepática puede terminar produciendo anemia a causa de las micro
hemorragias gástricas con lo que el organismo intenta por todos los medios
compensar la pérdida comiendo más para fabricar sangre extra. Ahora bien, la
sangre se fabrica en la médula ósea -preferentemente la de los huesos planos,
por ejemplo la cresta ilíaca y para obtenerla ésta precisa, entre otros
elementos, calcio. Y cuando este mineral no está suficientemente presente en la
dieta el organismo no tiene más remedio que recurrir a los huesos para
obtenerlo pudiendo dar lugar a osteoporosis en edades tempranas.
Fibromialgia.
Esta patología,
que como su nombre indica es un “algia de las fibras musculares”, pertenece al
amplio campo de influencia hepático pues el responsable del tono, vigor y
resistencia de la musculatura es el hígado. Y de hecho, muchos de los pacientes
que se han tratado mediante desintoxicación de hígado y riñón y, por tanto, de
la mayor parte del organismo han logrado mejoras substanciales en un porcentaje
elevado de casos. Algo esperanzador teniendo en cuenta que la Fibromialgia es
una enfermedad de diagnóstico difícil y un tanto subjetivo.
Cáncer.
Como ya se explico
en su día los efectos sorprendentemente beneficiosos que sobre los tumores tienden
a recuperar la calidad sanguínea y, por tanto, celular merced a la
correcta filtración y eliminación de toxinas y
elementos tumorales por parte de un hígado y riñones sanos.
Hepatitis
Crónica.
Finalizaré
recordando que al tratar un cuadro hepático hay que considerar siempre la
presencia de antiguas hepatitis de los tipos hoy conocidos -A, B, C y D (la E
es prácticamente desconocida). Éstas dos últimas, por cierto, habituales en
casi todos los estados cancerosos. Porque determinadas enfermedades infecciosas
entre ellas las hepatitis, aún aparentemente curadas- dejan huella. Es decir,
se puede determinar su presencia durante toda la vida del paciente lo que
significa que, aún erradicada del organismo, una parte incluso negativizada en
teoría, queda presente y detectable y, por tanto, activa en algún nivel.
Presencia que puede producir patologías secundarias y aparentemente sin
relación con la enfermedad original pero que deben ser tenidas en cuenta
siempre que la patología actual nos haga pensar en una relación hepática aunque
ésta parezca lejana.
Resumen.
En definitiva, una
inflamación hepática crónica bien sea por depósitos procedentes del filtrado fisiológico
que realiza el hígado en la sangre, bien por causa de una parasitosis (virus,
bacterias, etc.), o bien por intoxicación puede producir, de forma parcial o
total, todas estas dolencias:
1º) Hipotensión y mareos.2º) Disnea de esfuerzo y taquicardias.
3º) Falta de concentración y pérdida de memoria.
4º) Depresión, cefaleas, migrañas, caída del cabello y alteraciones de la visión.
5º) Alzheimer, Parkinson, esclerosis múltiple, epilepsia y ataxia cerebelosa.
6º) Piernas pesadas, varices y hemorroides.
7º) Hernias de hiato, úlceras gástricas y acidez.
8º) Anemia y cansancio.
9º) Obesidad, osteoporosis y Fibromialgia.
10) Intoxicación celular y cáncer.
Obviamente todos
estos síntomas no tienen por qué aparecer a la vez. Algunos pueden incluso
haber convivido con nosotros muchos años, a veces desde que tenemos uso de
razón. Y generalmente se achacan a nuestra “constitución enfermiza” cuando en
realidad como muchas enfermedades presuntamente heredadas se deben a la sangre
contaminada que la madre transmite al feto dando desde el principio a su hijo
una precaria calidad de vida.
En general, todos
los cuadros patológicos mencionados parecen no tener relación pero lo cierto es
que en muchos casos la causa es común: una insuficiencia hepática. Y
resolviendo ese problema con el tratamiento y las medidas higiénicas y
dietéticas adecuadas en cada caso se podrían resolverse todos ellos. De ahí que
a nuestro juicio, dada la actual intoxicación de nuestra sociedad, en nuestra
consulta sugiriéramos hacer una desintoxicación hepática y renal a fondo cada
dos años. Porque lo mejor es siempre
prevenir.
Como Depurar
el Hígado
El hígado se podría decir que es la “Depuradora” de
nuestro cuerpo. Como las depuradoras, filtra los tóxicos que circulan por
nuestro cuerpo y se deshace de las toxinas tanto si se encuentran en la sangre,
si los has ingerido por error (intoxicación) si te los han suministrado erróneamente
tras un diagnóstico equivocado administrándote antibiótico cuando realmente era
contraproducente y por ende el hígado se ve obligado a trabajar en exceso, todo
el sistema se desequilibra y por lo tanto la salud se deteriora y enfermas.
El Hígado
también se encarga de la descomposición y asimilación de las grasas y las
proteínas que ingerimos con los alimentos, a partir de la bilis.
Si el hígado
no funciona correctamente quiere decir que la depuradora principal de nuestro
cuerpo no funciona correctamente y por lo tanto tampoco podremos absorber los
nutrientes de los alimentos que ingerimos y enfermamos.
Principalmente
los órganos que se ven directamente afectados por un mal funcionamiento del
hígado son: los ojos, el corazón, el cerebro, las gónadas, las articulaciones,
y el riñón. Todas ellas dependen del buen funcionamiento del hígado. (Unos ojos
amarillentos nos indican que el hígado no anda muy bien.)
Alimentos que son adecuados para la
limpieza del hígado.
El Ajo que
activan las enzimas hepáticas. Tomar un combinado de zumo de limón, con
jengibre, ajo, aceite y algunos le añaden zumo de naranja o zumo de Pomelo que
también es rico en vitamina C y antioxidantes (limpiadores del hígado).
Tras cada
comida una taza de Té de hierbas: Regaliz, Fenogreco, Lino, Menta y Jengibre.
Comida: vegetales variados (es muy
importante la variación) sobre todo los de hoja verde (Rúcula, Achicoria,
Espinacas.. se puede añadir sésamo para aportar una cantidad adicional de
Calcio ya que las espinacas por ejemplo tienden a capturar el Calcio en forma
de oxalatos, ya que neutralizan los metales pesados y eliminar pesticidas.
En las
ensaladas también se pueden añadir Aguacates que aportan energía y además como
en el caso de las nueces y la cúrcuma protegen al hígado contra la sobrecarga
de toxinas y ayudan a la capacidad de limpieza del mismo. La Cúrcuma incluso
ayuda a regenerar las células del hígado (el tejido hepático).
Evitar tomar
cereales ya que dejan residuos en su metabolismo que el hígado debiera limpiar.
El único cereal que no deja residuos y no da trabajo al hígado es el Mijo. (El
mijo es el único cereal que alcaliniza)
Evitar tomar
carne y pescado ya que todos sabemos la cantidad de residuos y toxinas que
quedan en el cuerpo tras su metabolización y esto le daría mucho trabajo al
hígado.
Las grasas
que son indispensables para el sistema nervioso se aportan con el aceite de
oliva y con aguacates.
Cocina sin
sal añadida. De esta manera ayudas a dilatar los conductos biliares para
favorecer la limpieza.
Vas a tomar
solo verduras frutas frescas, frutos secos y grasas poli-insaturadas (aceite de
oliva y aguacate).
Debes evitar: café, chocolates, pasteles (azúcar
blanca), pan (tanto de harina blanca como integral)
Las personas
que suelen tomar café y lo dejan en la dieta esos tres primeros días pueden
sufrir de dolores de cabeza.
Que puedes
tomar para ayudar a tu hígado. Ve a la para farmacia, herbolaria o tienda
naturista de tu zona y compra:
Cardo mariano: uno de los mejores remedios para el
hígado (conocido como guardián del hígado), puedes beneficiarte de esta hierba
en ensaladas (cruda y tierna) o en infusión. Ayuda a sanar hígado y vesícula,
desintoxica, protege y reduce inflamaciones del hígado, además de ayudarlo a
reparar tejidos dañados y eliminar venenos biológicos. Cuando el hígado no
elimina o neutraliza sustancias dañinas el hígado se daña y deteriora. El cardo
mariano previene y ayuda al hígado a eliminar estas sustancias además de que lo
protege contra sus agresiones, resguarda al hígado de drogas, alcohol, hongos
venenosos, sustancias perjudiciales, etc. Ayuda a eliminar exceso de hierro que
daña el hígado y es un potente antioxidante que lo repara y regenera, además de
que protege contra la diabetes, lo desinflama, baja el colesterol nocivo y
estimula sus funciones vitales. Toma una dosis de 250mg al día para proteger el
hígado y combatir diabetes y otros daños hepáticos.
Diente de León: una fuerte depuradora sanguínea,
ideal para descongestionar el hígado, un tónico general para el cuerpo con
propiedades anti-inflamatorias, laxantes y reparadoras. Es un tónico amargo y
vesicular. Consume esta planta en ensaladas frescas o en polvo (mezclado con
zumos) o infusión. La dosis varía alrededor de 500 y 2000 mg al día, según la
dolencia. Una cura con diente de león es beber 3 tazas al día pero no junto con
las comidas sino 30 minutos después de comer.
Alcachofa: tónico amargo con propiedades
protectoras y regenerativas del hígado, depura la sangre y ayuda a mejorar las
digestiones, combatir urticaria, alergias, acidez, gases, mareos, fatiga sin
saber porqué, hinchazón abdominal, etc., síntomas de un hígado en mal
funcionamiento. Previene hepatitis, insuficiencia hepática y problemas como
diabetes, excelente para bajar de peso y eliminar colesterol nocivo y a bajar azúcar
de la sangre. Además, posee propiedades que estimulan la producción de bilis y
drena la vesícula, por lo que previene y combate la formación de piedras
vesiculares. La mejor forma de consumir la alcachofa es comerla en ensaladas,
bien limpia y cocinada con un poco de sal. Se debe rascar la carne con los
dientes directamente de la hoja. Además, te puedes preparar una infusión con
hojas de alcachofa, hirviendo en una taza de agua 10 hojas de alcachofa.
Recuerda no endulzar con nada para mejores resultados. Evita al máximo utilizar
cualquier tipo de azúcar, incluso el azúcar de dieta, que es muy nociva para el
hígado. En el mercado ya venden cápsulas de alcachofa las cuales también son
apropiadas para sanar el hígado.
Como alimentarte para ayudar en la depuración
de tu hígado.
"Comencemos
con unas sencillas matemáticas. ¿Cuántos kilos de más debes perder para
alcanzar tu peso ideal y saludable? Sea cual sea tu respuesta, multiplícala por
cuatro. De este modo obtendrás el número máximo de días que tardarás en
conseguir tu objetivo". Así de contundente arranca 'Perder peso con la
milagrosa dieta del pH', de Robert O. Young y Shelley Redford.
La clave de la
dieta del pH o alcalina reside en aumentar la cantidad de alimentos o productos
alcalinos y reducir el consumo de los alimentos o productos ácidos. Así,
consiste en reducir al máximo los alimentos procesados, las proteínas animales,
el azúcar y la cafeína, con objeto de eliminar las "toxinas ácidas"
y en aumentar el consumo de alimentos naturales ricos en minerales alcalinos
como el sodio, el potasio, el magnesio y el calcio.
Para entender qué
papel juega el pH de la sangre en el ámbito de la nutrición, el doctor y la
doctora Young hacen así una explicación básica: "El grado de acidez es una
propiedad química importante de la sangre y de otros líquidos orgánicos y se
expresa en la escala pH, en la que 7,0 es el valor neutro, por encima es básico
(alcalino) y por debajo es ácido. La sangre es, en circunstancias normales,
ligeramente alcalina, con un pH que varía entre 7,35 y 7,45". El equilibro
del ph en el cuerpo es la primera línea de defensa y la mejor resistencia
contra las enfermedades, pues éstas, según aseguran, no pueden sobrevivir en un
estado alcalino, pero se fortalecen en ambientes ácidos.
Los alimentos
más importantes en la dieta del pH.
Hidratarse bien es
una de las claves. "El páncreas utiliza agua para alcalinizar el alimento
que sale del estómago y entra en los intestinos. El cerebro necesita agua para
efectuar las reacciones químicas que dirigen el cuerpo. Así, tomar agua en
cantidades correctas es la parte más importante de la dieta del pH".
Los alimentos
alcalinos se encuentran principalmente en las frutas, las verduras (vegetales
verdes, sobre todo), los cereales integrales, especias, cultivos probióticos
(como los del yogur) y la miel, mientras que los productos ácidos son las
carnes, quesos, cereales y alcohol.
¿A quién
le conviene esta dieta?.
Según los
investigadores, la dieta del pH está indicada para aquellas personas que
quieran combatir la obesidad, pero también para aquellos que quieran mejora su
salud, prevenir problemas inflamatorios y eliminar toxinas del organismo.
Un
complemento perfecto: actividad física.
Pero la
alimentación no lo es todo en la dieta del pH. Es aconsejable practicar
ejercicio y que cada persona busque el que se adapte a su constitución física,
su edad o su estado. Si bien reconocen que el ejercicio aeróbico, capaz de
incrementar la utilización y el flujo de oxígeno en el organismo, es el
complemento perfecto.
Dietas para mejorar la salud del hígado intoxicado.
Dietas para mejorar la salud del hígado intoxicado.
Una dieta
vegetariana o una dieta
macrobiótica son las más adecuadas para limpiar ese hígado
maltratado.
Si utilizas aceite de coco no hidrogenado también ayudarás a
mejorar tu salud.
Desayuno
ideal:
- Té de tres años sin endulzar y con estevia.
- Pan de harina de arroz sin gluten + mermelada de arándanos sin azúcar.
A media
mañana:
- 1 manzana o 1 pera.
- O bien puedes optar por un té de tres años o té verde + tostada de pan de arroz sin gluten con unas gotas de aceite de oliva.
Comidas:
puedes elegir cualquiera de estas opciones:
- Verduras a la plancha, al vapor o hervidas durante 15 minutos + pescado blanco o azul a la plancha.
- Azukis con verduras y amaranto
- Arroz integral con verduras + pescado azul a la plancha.
- Lentejas con quinoa.
- Ensalada de lechuga, cebolla y zanahoria aderezada con un poquito de aceite de oliva, sal del himalaya, poquita. Incluir siempre en la comida una ensalada, si no tenemos intolerancia. Nunca ensalada en la cena.
Merienda:
Igual que el
desayuno.
Cena:
- Verduras a la plancha, champiñones, cebolla.
- Arroz integral hervido con aceite de oliva, sal y laurel.
- Puedes seguir una dieta macrobiótica, en mis libros la puedes encontrar.
Evitar:
- Patatas, pimientos, carnes rojas, fritos, mahonesas y salsas, tomates, espárragos, espinacas, remolacha.
- Embutidos, lácteos todos, frutos secos, frutas y zumos de frutas tropicales, bebidas gaseosas, artificiales, bebidas frías, alcohol, helados, café.
- Azúcar, miel, siropes y edulcorantes artificiales.
- Cereales refinados, mejor comer cereales integrales y sin gluten como quinoa, arroz, amaranto, mijo.
Las
infusiones que ayudan a limpiar el hígado intoxicado son:
- En ayunas y después de cenar (mezclar todo junto): Boldo, sauco, romero, melisa, milenrama, hinojo, menta, tomillo, alcachofa.
Es mejor tomar
esta infusión en ayunas por la mañana y después de cenar. Estas infusiones
debes tomarlas durante un mes o hasta tener limpio el hígado.
Por todo ello,
recuerda que si te sientes apático, depresivo, agresivo, cansado, piensa que
puedes tener el hígado intoxicado, consulta a tu médico y cambia de
alimentación.
Investigación y redacción: equipo de SiSeCuraLaDiabetes
José León.
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